jueves, 2 de enero de 2014

VECINDAD.

Felicidades, mi estimada vecindad.

Ojalá en los corazones existiera
un gramo de cariño,
que no sea caritativo,
por el contrario, muy emotivo.

El tiempo corre,
y no hay en tu existencia,
nada que muestre ese gramo
que puede acumularse al de otros,
aunque no sea un par de nosotros.

No es un pedido singular,
es uno a nombre de todos,
no me digas que te tienen
hasta los codos,
con la misma cantaleta
sea o no de un atleta.

Vecindad, vecindad,
hay que dar y recibir felicidad.

Un poco de amabilidad,
vencer la susceptibilidad,
cambiar la cara larga
por una muestra de afectividad,
es una grande necesidad,
en estos tiempos de inseguridad
y de remarcable desconfiabilidad.

Dochanlu.

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