El encargado de la cocina recibió un encargo. enfriar una olla llena con agua, muy respetable en capacidad.
Dijo el encargado:
- Y, ahora ¿ qué podemos hacer ?
- Tengo o no tengo tiempo para lograr enfriar la olla? El tiempo apremia se respondió.
-Observó el clima, y se dijo: corre unos vientos casi fríos que me pueden ayudar, mientras tanto arreglo el alboroto que tengo a mi alrededor.
Recibió de pronto la visita del jefe de hogar, quien no aprobó que esos esporádicos vientecillos enfriaran la olla, no se sabía en qué tiempo. Y, más aún no habiendo seguridad, exigió al encargado de la cocina mayor celeridad, mayor actividad.
Pensó el encargado culinario: Si consigo unos hielos la olla puedo enfriar y el problema ,alboroto incluido, voy a solucionar.
Acudió en ayuda de un amigo, quien le manifestó: el hielo que necesitas está lejano, no hay garantía que lo consigas en un día.
Descartados los esporádicos vientecillos y el lejano hielecillo, se concentró en cómo solucionar casi de inmediato el problema de la olla enfriar, que por tamaño era de mucho respetar
No habiendo magos a la vista, ni vientos fuertes y adecuados ni mucho hielo necesario, dijo muy tranquilamente:
Si es tan serio este problema,que vientos y hielo no lo van a solucionar
inútil es pensar , en imaginar, de una u otra manera, activar.
Dejemos que solo se solucione,
alguien Poderoso lo puede arreglar.
Mientras tanto nos encargamos del alboroto
que por cierto no es de costos, riesgos,etc, ni menos ni poco.
César Antonio La Rosa Bardales . "Dochanlu"
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