Estos callos benditos,
nos están martirizando,
aparecen el día menos pensado, y
duele que duele
nuestra caminata están perjudicando.
Cremas, limaduras
no hacen mella en los callos,
¿ son los zapatos los causantes
de este permanente malestar ?
.
Nones, dijo don Gaspar,
sin siquiera carraspear.
Baños tibios, baños calientes,
enfriarlos un poco,
puede ser la receta.
Sin embargo se resisten
a alejarse,
siquiera algo quebrarse.
Ya los conocidos y extraños
observan nuestro lento caminar,
lo que no sienten
los dolorosos callos
que no nos dejan de molestar.
Habrá que seguir insistiendo
como desaparecer,
a estos callos benditos
que nos tienen " asaditos".
Dochanlu.
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