Una frase para el recuerdo viene a la memoria:
"Me están fallando las cañerías".
No lo decía un médico sino un amigo- paciente que felizmente aún caminaba luego de haber superado un problema cardiovascular.
Viene oportuno este recuerdo, si se considera la cantidad de "cañerías" que tiene el cuerpo, y a las que hay que atender de alguna manera, para mantener una salud aceptable, una estabilidad apetecible y suficiente para el diario ritmo de actividades.
A manera de sugerencia, habría que anotar con énfasis la relación entre medicina y la gasfitería, o lo que es lo mismo decir en el ambiente conformado por médicos y profesionales y técnicos afines y pacientes de un lado, y por otro lado los problemas que resuelven los gasfiteros, llámese, no solamente limpieza de cañerías sino instalaciones en baños, cocinas, y en todo lo relacionado con agua y desagüe así como de artículos sanitarios para las diferentes piezas de las casas, oficinas ,etc.
Un encuentro entre ambas ocupaciones parece lo recomendable, o por lo menos, una relación lo más exhaustiva posible de los profesionales de salud con ingenieros sanitarios y con los humildes pero muy productivos y útiles gasfiteros. Si es que de hecho, ya no se ha dado.
Queda como tareas para todos los seres vivientes, atender la limpieza de las ´"cañerías", no solamente las de las casas sino también de nuestro propio cuerpo, de los inevitables empachos, de la ingesta de grasas en exceso, de los enfriamientos repentinos o excesivos, etc.
A manera de recuerdo personal, y con la mejor intención de arrancar una sonrisa, una meditación o algo por el estilo, me permito recomendar la lectura del artículo publicado en Artigoo.com, bajo el título: " Cañería, el gasfitero roncador. Personajes pintorescos de la ciudad de Huacho".
Dochanlu
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