Cerca de un acantilado, un parque recepciona a varias personas y grupos de habitantes de variadas edades.
La fuente central muestra el chorro permanente de agua, que refresca más de la cuenta a una despreocupada dama que lee un libro, sentada solitariamente en una banca cercana.
A unos pasos una pareja de jóvenes se concentran mirando la pantalla de un celular.
La juventud derrocha alegría, su edad no necesita de estar sentados para la observación que en común tratan de entender.
Cerca de la pareja, un anciano trata de hundir recuerdos y penas en el césped. Permanecerá buen tiempo en su sutil intento.
Por su parte, niños, alumnos de escuela, retozan alegremente acompañados de sus padres. Es fin de semana, con un descanso de dos días la felicidad se muestra en sus rostros.
La profesora no deja de tener presencia , y , en la despedida de la semana de clases, arregla utensilios y documentos en su vehículo, y una vez terminada la tarea, parte rumbo al descanso.
No falta el observador de todo lo anotado, y alza la mirada más de la fuente y trata de avizorar el cercano mar que tranquilo, apenas se visualiza en el invierno más parecido a otoño ya pasado.
El tibio sol, redondo se destaca en las tenues y diáfanas nubes.
Dochanlu.
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