La vida es agridulce.
Hay que disfrutar de los buenos momentos, y tener fortaleza para soportar los amargos, ácidos y salir
con más ganas rumbo a una meta o varias, con beneficios concretos.
No hay que preocuparse mucho ante la incertidumbre , y no llenarse de temores por fundados que sean, lo importante es estudiar muy bien las situaciones y tomar decisiones .
Sea cual sea la incertidumbre hay que darnos un espacio y pensar positivo, medio que colocarla en la espalda y echar al tacho incertidumbre, dudas, temores, ansiedades, esperas,etc.
Lo inevitable es lo invariable.
Suceden cosas y no hay quien las pueda detener.
A partir de eso sucesos, hay que actuar para no volver a convertirse en muy buena gente o demasiado preocupado por algo o alguien que con sus respuestas y hechos no merece una pizca de preocupación
Quizás intentaremos nuevamente lo de buena gente con otras personas ,otras circunstancias.La historia se repetirá. No se sabe cuantas veces.
Que hermosos son los días
claros, con sol, radiantes,
con sonrisas por doquier
y nada de preocupaciones.
Son el galopar deseado
para todos, sean o no amados.
Por el contrario los amargos al ciento por ciento,
fortaleza , hermanos, hermanas, cuanto lo siento.
Pero hay los agridulces,
en una mezcla o marcha conjunta
de lo feliz y de lo infeliz,
de lo aceptable y de lo inaceptable,
del caramelo y el acíbar ,
dados uno en cada mano,
que se mezclan inevitablemente,
dando a la saliva lo agridulce de la vida.
Dochanlu.
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