lunes, 10 de noviembre de 2014

Palabras ausentes.

Noviembre mes en que se afirma la primavera aunque con vientos que refrescan, en ocasiones más de la cuenta.

Si sigue calentando el ambiente, el verano se presenta parejo, tal vez muy parejo. Parece una tendencia.

En ocasiones venturosas,
las palabras ocupan su lugar,
a veces se sueltan al auditorio,
a veces se mantienen en el papel.

El ambiente influye mucho,
para soltar las palabras,
ocurre a veces que ninguna se pronuncia,
no por falta de inteligencia,
sino por prudencia.

Queda el papel como recuerdo
de las palabras ausentes,
se pueden escribir, ya que no fueron dichas.

No es lo mismo, pero algo queda grabado,
las palabras dichas se las lleva el viento,
o quedan encerradas en un archivo,
las escritas por el contrario están siempre  a la vista.

Entre ser un orador o un escritor,
hay diferencias,
cada quien en lo suyo,
es verdad de Perogrullo.


Lo que no se dice en su momento,
casi imposible que se pronuncie,
aunque en la incógnita del futuro,
quizás algún día el ausente decir
se  caiga de maduro, y,
nos otorgue algún venturo.


Dochanlu.





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