Una primavera galopante que parece tener más que atisbos veraniegos, obliga a la gente a despojarse de chompas,sacos y corbatas, para dar paso a ropa ligera y más que ligera, situación por la que nadie vocifera, al contrario, muchos se alejan de su consuetudinaria o pasajera agriadera.
Va la juventud rumbo a sus diarias tareas,
con alegría más que desazón,
aunque para llegar a su destino
lo espera un apretado y no muy elegante rincón.
Micros,omnibuses,trenes o como se llamen
lucen atestados de pasajeros,
quienes aunque vayan de ropa ligeros,
viajan más que asados,apretados,
y algunas veces golpeados y masajeados,
aparte de estorbados y calentados
por las clásicas frases: avancen hay sitio,
caminen por el medio,
sigan adelante, no vale que usted esté elegante.
Quienes ya no no tienen sino canas,
recuerdos más que tiernos aleteos,
soportan más de la cuenta esta situación
de apretaderas,esperas,rinconaderas,
y otras cosas que se les llama de muchas maneras.
Queda la esperanza que algún día se acabará esta situación,
que cabe recordarlo es repetición,
no hay habitante cuerdo que no la haya sufrido
desde que tenía uso de razón.
Felizmente hay raudos consuelos,
que ojos y olfato tienen presentes,
para de algo gozar,
lo que ante nuestros ojos y narices
se experimenta para de alguna forma
ser pasajeros sufridos y un poco felices.
Dochanlu.
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