martes, 2 de diciembre de 2014

UNO, OCHO, VEINTIDÓS.

En el transcurrir de nuestras vidas, las aspiraciones, los deseos, surgen y surgen sin cesar en un vaivén de nunca acabar.

Mostrando de alguna manera un ejemplo de ellas, no parece que a nadie vaya a molestar.

Quizás sea convierta en un espejo en que muchos se han de mirar
.
Y quizás leyendo las ocurrencias, varios, con muchas ganas,van a carcajear.


Tropezó un ser viviente,
con siete plantas bien paradas,
y quiso, cual jardinero afanoso,
plantarlas en buena tierra.

Cumplió sus deseos el jardinero,
y estando crecidas las plantas,
resolvió nuevamente actuar,
y dos vástagos de cada una, plantar.

Y así sucedió, que partiendo de su existencia
y la de siete existencias más,
de ser ocho seres vivientes,
pronto alcanzó a un número de veintidós.

Aumentando las existencias,
somos dueños de felicidades,
aumentan las complejidades,
pero igualmente las saciedades.

Dochanlu.

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